... el maestro jamás le dice a su discípulo lo que debe hacer. Sólo son compañeros de viaje, que comparten la misma y difícil sensación de "extrañesa" ante las percepciones que cambian sin parar, los horizontes que se abren, las puertas que se cierram, los ríos que a veces parecen entorpecer el camino - pero que en realidad no deben ser atravesados, sino recorridos.
La diferencia entre el maestro y el discípulo es sólo una: el primero tiene un poco menos de miedo que el segundo. Entonces, cuando se sientan al rededor de una mesa o de una hoguera para charlar, el más experimentado sugiere: "¿por qué no haces eso?" Nunca dice: "Ve por ahí y llegarás a donde yo he llegado", ya que cada camino es único, y cada destino es personal.
El verdadero maestro provoca en el discípulo la valentía para desequilibrar su mundo, aunque también recele de las cosas que ha encontrado, y recele todavía más de lo que le reserva la siguiente curva.
De La Bruja de Portobello
Paulo Coelho
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